A medida que aumentaba el número de coches en las carreteras, los barrios que antes eran tranquilos aprecian una mayor afluencia de vehículos, la utilización de calles como vía alternativa para llegar antes a punto, está en práctica parte de los conductores hoy en día.
Desarrollado por primera vez en Europa a finales de los años 60, el concepto de reducción de la velocidad del tráfico o control de velocidad vial, se basa en la idea de que las calles de un barrio residencial deben ser seguras al 100×100 para los peatones y usuarios de las mismas.
Si se piensa en ello, las calles del vecindario debe ser un lugar donde una familia puede dar un paseo, los niños pueden jugar, la gente puede andar en bicicleta y jugar con sus mascotas, todo ello sin tener que preocuparse por el riesgo de ser golpeado por un coche a toda velocidad.
Después de todo no se debe circular a toda velocidad por una calle o barrio residencial, esto es más bien para una vía principal o autopista
Si bien el concepto de control del tráfico, ha existido desde hace muy poco, las herramientas para su aplicación han existido relativamente desde hace pocos años. Una de estas herramientas para calmar el tráfico son los topes de hule.
Los topes de hule o reductores de velocidad ha estado presente desde hace una década en nuestras ciudades. La primera ciudad en instalar el uso de reductores de velocidad es Chatham, Nueva Jersey. Que instalo estas medidas de control específicamente para frenar a los conductores por exceso de velocidad. Desde entonces, se puede encontrar un tope de hule prácticamente en todas partes.
Estos dispositivos de control de tráfico, ayudan a que se circule más lento, forzando un vehículo en movimiento para reducir su velocidad con el fin de pasar esta medida de forma segura y cómoda.